[12] EL COLGADO (Según Carl Jung)

ASPECTOS ARQUETÍPICOS

Se siente indefenso. No tiene poder alguno para dar forma a su vida o controlar su destino.

Ha de haber sufrido mucho antes de conseguir el grado de aceptación y descanso casi agradable que muestra en la imagen.
Se siente confuso en el más amplio sentido de la palabra.
Quizá el contacto con el orgulloso león de la carta anterior lo llevó a enorgullecerse, con una confianza ilimitada en sus propias fuerzas humanas.

Está encerrado como en una especie de ataúd. Al mismo tiempo el contacto con las aguas maternales subterráneas sugiere bautismo y nueva vida. El Colgado, inmóvil entre esos dos poderosos troncos (símbolos maternales) sólo puede encontrar su inspiración en las profundidades.

Debe sacrificar sus antiguos modos de actuar y comprender.
Estando en esa posición es útil explorar las actividades conscientes con las que la vida está tratando de descolocarnos y preocuparnos. También "gustar el sabor" de esa nueva experiencia.
Si bien cuelga precariamente sobre el limbo, también es cierto que se le ha impedido caer al fondo del barranco.

Enfrentados con la realidad última, todo lo que tenemos, las posesiones de la vida, nos parecen sin sentido y estamos dispuestos a abandonarlas. No es de extrañar que en el fondo de sí mismo, El Colgado sonría y baile, lleno de una nueva alegría.

Sus piernas forman el 4, mostrando que la orientación, la totalidad y la solidez toman forma en el inconsciente.

El joven inicia un largo período de asimilación forzada y de consolidación en las raíces. Pasará un tiempo antes de que las ramas podadas nos muestren nuevos brotes o antes de que el joven salga de nuevo al mundo.

JUNG vio que las neurosis o psicosis que se expresaban de esta manera no eran enfermedades inhibidoras de la vida, sino que eran medidas correctivas cuyo propósito era establecer un equilibrio psíquico a un nuevo nivel para poder proseguir la vida.

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